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A menudo nos encontramos con noticias que relatan la actual problemática ambiental en la que se encuentra el planeta Tierra. Pero cuando hablamos de Cambio Climático, ¿de qué hablamos?
El problema principal que afecta a los cambios de temperatura mundiales es la famosa producción de gases de efecto invernadero (GEI). Éstos son gases que absorben la energía solar y emiten radiación dentro del rango infrarrojo manteniendo la temperatura apta para la vida en el planeta. El dilema empieza cuando la emisión de estos gases de manera antropogénicas (producidas por el ser humano) aumenta más de lo debido, produciendo así lo que llamamos el Calentamiento Global. Muchas son las causas y también muchas son las soluciones dadas por la mayoría de los institutos, universidades y entidades que trabajan la temática del calentamiento global. Las principales causas enunciadas son: el dióxido de carbono emitido por las mega industrias, la minería a cielo abierto, la utilización del carbono y la quema de combustibles fósiles para la producción de electricidad y gasolina, por ende, el transporte motorizado, también la desforestación, la concentración de los desechos de particulares, entre otros son causales cotidianos. A su vez las soluciones parecen tambalear frente a esta problemática pero salen a la luz, utilizar el aire acondicionado a 24º, separar la basura, la implementación de las energías “limpias” renovables, servirse de los transportes públicos antes que de los automóviles particulares, tipos no convencionales de minería, entre otros.
Estos estudios tratan temas que sin dudas provocan la emisión de GE. La contradicción surge cuando casi ningún estudio saca los trapitos al sol y establece que el principal factor de emisión GEI se encuentra en nuestros platos a la hora de sentarnos a comer.
Dada la situación en la que nos encontramos, es necesario presentar a la verdadera solución frente a los problemas ambientales de hoy en día. Este superhéroe se llama “Veganismo”.
Ya lo había establecido la ONU en el 2006 en un informe de la FAO (Food and Agriculture Organization), donde instaba a las personas a que cambien su dieta “omnívora” por una dieta vegana (libre de productos de origen animal como carnes, lácteos, huevos). Y no es que quieran verte fuerte y saludable, sino que los productos de origen animal causan más daño que la producción de minerales para la construcción tales como la arena o el cemento, los plásticos o metales. La biomasa (si no se reutiliza) y cultivos para los animales son más nocivos que quemar combustibles fósiles. Además, la producción de carne y lácteos representa el 70% del consumo mundial de agua dulce (el 96,5% del agua es salada por lo que no es apta para su consumo, el restante 3,5% es agua dulce, pero 2% de esa agua se encuentra en los glaciares y casquetes polares, 0,5% son aguas subterráneas que no se pueden extraer por su profundidad y solo el restante 1% es para el consumo, y de ese 1% utilizamos el 70% para la producción ganadera), el 40% total del uso del planeta, acaparando día tras día un mayor porcentaje terrestre ya que la utilización de pesticidas químicos arruinan el suelo por lo que la siembra debe ir mudándose provocando una desforestación imparable; y sobre todo produce el 18 % de las emisiones mundiales de GEI a través de las heces ganaderas por el desprendimiento del gas metano. Como si esto fuera poco, son estas mismas heces que, llevadas por las corrientes, lluvias e incluso humanos, acidifican las aguas y las contaminan, generando así un múltiple efecto nocivo para nuestro planeta.
Algo va gravemente mal si entre el 40% y 50% de los cereales del mundo son destinados a los animales no humanos, el 75% de la soja se dirige a estómagos que después serán faenados para el consumo de unos pocos. Sin contar que los productos de origen animal necesitan hasta 10 veces más tierra que los productos vegetales.
Ahora bien, frente a este panorama, el veganismo no es solo una manera de vivir respetando la vida de cada uno de los animales sintientes del planeta, sino que viene a reducir drásticamente estos porcentajes enunciados siendo un arma directa para la lucha contra el cambio climático. Frente a la necesidad de conservar la biodiversidad de los ecosistemas que lentamente van desapareciendo el tenedor se torna un arma poderosa que responde únicamente a tu voluntad, es esa misma voluntad la que contribuye al saneamiento o a la destrucción del planeta.
Nuestra pregunta es, ¿vale la pena la destrucción de múltiples ecosistemas, del planeta inclusive, por 10 minutos de placer en nuestros paladares? Más aún, teniendo en cuenta la enorme cantidad de alimentos veganos que imitan texturas y sabores de platos tradicionalmente basados en productos animales… ¿por qué seguir consumiendo aquellos que provocan tanto dolor y destrucción?
Somos parte del problema o somos parte de la solución.
Vos, ¿de qué lado estás?
Querés más información?
Mirá Cowspiracy:
https://goo.gl/8cn0u7
Fuentes:
http://www.greenpeace.org/arg…/…/campanas/contaminacion/aguahttp://www.hazteveg.com/p/951 http://www.fao.org/animal-production/eshttp://www.fao.org/Newsroom/es/news/2006/1000448/index.html ----------------------------------------------------------------------------------Texto:
Nazareno VillalbaImagen:
Sofi SullivanEdición:
Myrna Nomade