Detrás de cada abrigo o accesorio de piel, hay un ser sintiente que quería vivir y fue asesinado y sometido a intensos sufrimientos por capricho humano.
Si los animales son atrapados en su hábitat natural, las trampas les provocan terribles sufrimientos que pueden durar días, hasta que finalmente son asesinados de maneras horrorosas...estrangulados, apaleados, ahogados.
Las trampas no son selectivas, con lo cual por cada animal buscado, caen en las mismas de 3 a 10 de los animales no buscados. Por ejemplo, si para confeccionar un abrigo de visón se necesita destrozar a 60 visones salvajes, se sumarán a ellos por lo menos 180 animales no buscados (perros, gatos, ardillas, conejos, aves).
Los animales de criadero no la pasan mejor. Viven en pequeñas jaulas, alimentados con desechos de la industria cárnica que ni siquiera son aceptados para producir alimento balanceado, son manipulados genéticamente para que produzcan determinados tipos y colores de pelaje, lo cual les causa muchisimos problemas físicos, como sordera y muerte de las crías.
En ese estado de encierro sufren lo mismo que todo animal esclavizado: estrés, locura, depresión, autoagresión, parásitos, infecciones.
Finalmente son asesinados de manera terribles, ya que lo importante es cuidar el valor y la integridad de la piel. Algunos son metidos en cámaras de monóxido de carbono (muchas veces no mueren y se despiertan mientras los están despellejando), otros son electrocutados por el ano, otros son envenenados con estricnina o inyecciones letales que les provocan una lenta y dolorosa agonía. No utilizan inyecciones de fenobarbital sódico, que reduciría muchisimo la agonía, porque esta droga debe ser administrada por un veterinario y eso encarecería los costos. Cualquier atisbo de compasión es inadmisible cuando de lo que se trata es de ganar más dinero.
El cuero de vaca también es producto de la crueldad, y no siempre es un subproducto de la industria cárnica: hoy en día es un negocio millonario que subsistiría aún si no se criaran animales para venderlos como comida. De hecho, hay vacas que son criadas especialmente para ser despellejadas y convertidas en sacones y carteras.
Además, las curtiembres provocan muchísimos desechos tóxicos que provocan severos problemas de salud en los trabajadores y residentes locales y generan daños en el medio-ambiente.
Habiendo hoy en día tantas opciones en textiles, es necesario seguir sometiendo a estos animales a tanto dolor y agonía?
Es necesario seguir dañando nuestro planeta?
Es necesario solventar crueldades y asesinatos en nombre de conceptos tan superficiales y efímeros como el glamour o el estilo?
Creemos que no.
La próxima vez que elijas una prenda, elegí con conciencia.
No financies esclavitud, crueldad y muerte.
Pongamos de moda la empatía y que las pieles y el cuero sean sinónimos de mal gusto.
Porque ellos necesitan de su piel.
Porque ellos quieren vivir.
Porque ellos sienten.
Igual que vos.
(Fuente de datos y cifras: Veganismo: práctica de justicia e igualdad; Ana Maria Aboglio, 2015)
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